Para todos los niños y grandes que quieran practicar su lugar seguro cuando se extrañen, tengan miedo, se sientan tristes o simplemente quieran sentirse cuidados y amados.
Este ejercicio forma parte de una secuencia de herramientas atentas y amorosas, inspirada en tantos niños que hoy están sufriendo la guerra en Artsakh.
En casas, refugios, escuelas, bosques, sótanos, hospitales, donde un niño esté, recuerde que su corazón y respiración tienen un gran poder.
Estará la práctica original; y la traducida y subtitulada al armenio accesible.
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